VIDEO/Primera excursión a pié por el viejo río Mailín en el departamento Avellaneda
25.08.23 (El Liberal) Muy pocos conocen que la geografía santiagueña tuvo hasta hace un siglo un río llamado Mailín, que bañaba tierras del departamento Avellaneda. De allí surgió la iniciativa de recorrer el paleocauce hoy seco, pero repleto de vestigios de alfarería aborigen.
Integrantes de la Red de la Mesopotamia Santiagueña concretaron la primera de cinco excursiones del Proyecto Educativo Cultural «Caminemos el viejo río Mailín», que organiza con la Comisión Municipal de Colonia El Simbolar, con colaboración del Iosep, para visibilizar trazas de la historia, la geografía y la cultura santiagueña de la porción que corre entre los dos principales ríos del territorio provincial: el Dulce y el Salado.
Y en esta ocasión, el objetivo fue justamente difundir un río «desconocido» para la mayoría, ya que actualmente es un paleocauce del que estiman se mantuvo activo con caudal quizás hasta hace un siglo. Para ello, se realizó un viaje al departamento Avellaneda.
Hoy, las únicas señales de actividad hídrica que exhibe el viejo cauce son numerosas muestras de erosión, que los pobladores locales afirman se producen cuando tienen lluvias abundantes y el agua se escurre en el monte hacia la depresión natural que quedó en la zona, encauzándose la precipitación por cientos de pequeñas bajadas que se van deteriorando y modificando el paisaje con cada aguacero.
El coordinador del proyecto «Caminemos el viejo río Mailín», Raúl Castillo, detalló que el proyecto prevé cinco excursiones, todas para este 2023: la primera fue la de este viernes 25 de agosto. Las restantes están programadas para el 9 y 29 de septiembre, 14 y 27 de octubre.
De la caminata de ayer participaron, además de Castillo, el Lic. en Geología Juan Cruz Tasso, del Inta; Antonio Castiglione, abogado y escritor; Alejandro Acuña, profesor de Geografía; Pamela Medina, estudiante de Historia, investigadora local; Cecilia Segovia, Prof. en Psicología, docente jubilada, escritora; Liliana Coronel, docente jubilada; Mónica Rubio, docente de Nivel Terciario, presidente del Club de Amigos de Fernández; Prof. Norma Sayago, autora de libros escolares, poeta y escritora; y Zulma Mercedes Silva, funcionaria municipal de Fernández.
El viaje
La excursión comenzó en Santiago Capital, con un utilitario que inició el viaje muy temprano en Jujuy y Almafuerte y llegó a la Villa Mailín alrededor de las 10 de la mañana y tras un breve descanso y aprovisionamiento de agua caliente cubrió el último tramo hasta el paraje San José, donde se arribó media hora después.
Desde allí la experiencia se transformó en caminata.
Con temperatura fresca y agradable, se partió desde el corazón del paraje rural que en su cartel informativo y de bienvenida reza: «San José, Escuela, Cancha, Posta, Cementerio».
El paisaje, agreste y polvoriento, se mostraba tapizado de cactáceas y unos cuantos ejemplares de tallos leñosos como quebrachos, algarrobos y breas. Todos cubiertos de las clásicas manchas entre verdosas y blancuzcas, los clásicos líquenes, testimonio de lluvias pasadas.
Cada detalle era tema de conversación de los expedicionarios. En reducidos grupos de dos o tres personas, la columna de 15 en total anduvo los 2 kilómetros que hay desde San José hasta el paleocauce seco. Ello demandó poco más de una hora.
Los hallazgos
Cada mínimo detalle consultado recibía una esmerada respuesta de Castillo o de Tasso, lo que extendía, diversificaba y enriquecía las decenas de conversaciones cruzadas entre todos los asistentes.
En una jornada de notoria difusión del conocimiento sobre la zona, se fotografiaron restos de cerámica aborigen, se informó sobre su origen y honró a los antiguos pobladores, seguramente tonocotés del lugar. Sus costumbres, su estilo de vida, sus prácticas mortuorias.
David Corvalán, poblador de San José, quien ofició de guía a los visitantes, se prodigaba en relatos familiares y de su comunidad que atesora desde que tiene memoria: «Mi abuela contaba que siempre encontraban cosas cuando venían al monte», contaba a quien se lo requería.
Los hallazgos incluían también puntas de flecha, como un par que casualmente había encontrado el día anterior, el jueves.
Así, las respuestas se combinaban con conocimientos previos y los participantes de la caminata elaboraban nuevas y más informadas conclusiones.
Todo se coronó tras el regreso a Villa Mailín, previa despedida a los vecinos de San José que tan amablemente oficiaron de anfitriones por un par de horas.
Tras un almuerzo en la villa, la sobremesa sirvió como plataforma para las sensaciones y propuestas de cada caminante. Docentes retirados, en actividad o aún estudiantes, profesionales, escritores, investigadores y técnicos, compartieron su entusiasmo por volver a encontrarse en la siguiente excursión del 9 de septiembre, y las posteriores, sin dudas unos, si logran acomodar sus agendas otros. Tal fue el entusiasmo del grupo.
«Por estos lugares anduvieron los hermanos Wagner y ahora nosotros»
El coordinador de la excursión, Raúl Castillo, detalló que la caminata fue de «2 kilómetros que hay desde San José hasta el viejo río Mailín. Pero nosotros caminamos por el río unos 4 km. Todo lo que anduvimos está en el departamento Avellaneda».
Sobre sus conclusiones, expresó: «Todas las experiencias son valiosas. Me tengo que imaginar que por estos lugares anduvieron los hermanos Wagner y ahora nosotros, en medio de un paisaje agreste con la invitación que hay de todo para investigar» y destacó: «Las dos universidades de Santiago nos están acompañando. La Católica con su carrera de Turismo y la Nacional con su carrera de Historia».
Destacó con comprensible esperanza: «Me entusiasma que haya jóvenes participando», quienes podrían convertirse en los futuros impulsores de la iniciativa.
Consultado sobre qué pueblos originarios ocupaban antiguamente la zona, detalló: «Estamos cerca de una comunidad tonocoté. De todas maneras y al decir de Orestes Di Lullo: tierra de nadie tierra de todos», dando lugar a posibles asentamientos de otras etnias.
«Estuvimos transitando el corazón de la Mesopotamia. Uno de los espacios más ricos de la provincia», describió y reseñó sobre su actual valor histórico: «En tiempos de las minas de Potosí 1615 (que tenía 150.000 habitantes) esta región proveía mucho de sus necesidades. Durante más de 2 siglos esta región Mesopotámica duplicaba en población a Santiago Capital», dando un parámetro de su opulencia para esas épocas.
Volviendo sobre la primera pregunta, Castillo insistió en el final: «Estas experiencias siempre me parecen valiosas. Más allá de nuestros objetivos de la Red. Recogemos el cariño de los lugareños y los llenamos de esperanza con un proyecto que genera trabajo para la gente».
El deporte como instrumento para obtener conocimiento invaluable
Raúl Castillo explicó que «en otras actividades que venimos haciendo desde hace varios años, lo deportivo es un medio para conocer la historia. Como la navegación (en kayaks y canoas) de los ríos Dulce y Salado, que hoy ya es interprovincial», ya que también atrae participantes de Tucumán, Catamarca y Córdoba, por ejemplo. Y algo similar sucede con «las travesías uniendo el Salado y el Dulce» en bicicleta.
Explicó entonces que «esta caminata se enmarca también en esa perspectiva, para que a través de caminar se puede empezar a conocer» sobre el pasado de esta parte de la provincia.
«Con el único objetivo de que Santiago del Estero descubra lo que tiene, desde la historia, la geografía, el idioma quichua», destacando además que «este turismo distinto, particular que queremos generar produce ingresos para la gente del interior», a través de la comida, bebida, apoyo de baqueanos, etc.
Por último destacó que «todo lo que vamos haciendo se lo vamos comunicando a Patrimonio de la provincia». Además aspiran a que todo el conocimiento que obtienen «se difunda, se enseñe», no solamente «en 4º grado de Primaria», sino también «en los niveles Secundario y Terciario».